Indicador Político
1.- Más allá de la figura presidencial imponiendo la agenda política cotidiana, el tránsito de la protesta por los pocos feminicidios –0.05% del total de delitos– a una militancia feminista radical representa el más importante desafío a la Cuarta Transformación como nueva correlación de fuerzas sociales, más allá del discurso retórico.
2.- La agenda feminista está consolidándose como presencia que podría determinar decisiones del poder, sin que Morena, el PAN, el PRI o el PRD hayan pensado en buscar articulación de intereses y proyectos. El PRI abrió espacios a las mujeres desde los setenta, el PAN tuvo una candidata presidencial y el PRD tomó apenas la bandera feminista vía derechos de procreación, pero el sistema político pareció rehuir al reconocimiento de derechos de poder de las mujeres.
3.- Lo que le está faltando a los colectivos feministas en esta crisis derivada de problemas de seguridad para las mujeres es una propuesta definida no por reglas de seguridad y castigos a los delitos de género, sino una ley que determine las nuevas funciones conquistadas por las mujeres. En pocas palabras, se debe trabajar una ley feminista de igualdad de poder.
4.- Lo que las mujeres quieren no es sólo tener acceso al poder en igualdad de condiciones y circunstancias, sino un enfoque de género en el ejercicio del poder.
5.- Las mujeres que han llegado a posiciones top de gobiernos han tenido un comportamiento masculino en el ejercicio de la autoridad. Se nota en el enfoque de la secretaria de Gobernación como responsable del poder como hegemonía masculina y en el lenguaje machista de la jefa de gobierno de Ciudad de México.
6.- Los colectivos feministas se han quedado en la mera protesta de choque como una forma de sacudir al sistema político machista, pero ahora falta llevar las quejas a instauraciones y ordenanzas que consoliden en el régimen jurídico el papel activo de la mujer como agente productivo, político y social.
7.- Los veteranos cuadros feministas han sido rebasados por el entusiasmo festivo y agresivo de las mujeres anarquistas, sólo que estos comportamientos radicales han sido asumidos con enfoques machistas que no aceptan que las mujeres también tienen límites en su paciencia.
8.- De no haber sido por los excesos de los colectivos feministas identificados como anarquistas, la realidad de la explotación femenina no hubiera sido visible. Por eso resulta extraño que los viejos colectivos feministas insistan en la tolerancia pasiva y antifuria de las mujeres para seguir su lucha en temas específicos –aborto, homosexualidad, libertad sexual– en los espacios culturales, como si viviéramos en los setenta de Simone de Boudoir.
9.- La lucha feminista es una expresión equidistante de la lucha de clases. La marginación, limitación y segregación de las mujeres ha sido, es cierto, por género, pero en función de los márgenes de funcionamiento del sistema productivo en dos clases, los trabajadores y los patrones. En los hechos, las mujeres son asumidas como trabajadoras explotadas, no como clase propietaria. En el hogar y en la sociedad, el hombre es el patrón y la mujer el proletariado.
10.- La actual ola feminista es una expresión de la toma de conciencia de la mujer de su papel productivo en la sociedad. Los colectivos feministas de lucha tipo las anarquistas representan una forma de desenajenación de los papeles estamentales asignados por una sociedad machista. En los escenarios productivos, políticos, de clase y familiares, la mujer está tomando conciencia de una nueva igualdad de género, mientras las mujeres en estructuras masculinas del poder son la cortada para mantener la estructura de dominación del machismo político.
11.- La protesta de este domingo y lunes debe llevar a propuestas de reforma de sistema/régimen/Estado que la transición light agotó sólo en la alternancia de una misma élite política y conducir a algo que pudiera llamarse, al menos de manera coyuntural por la resistencia machista disfrazada de concesionismo displicente, el poder de género. La violencia, ya se sabe, es la partera de la historia.
12.- El feminismo es la posmodernidad del sistema priísta-panista-morenista.
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Ingenuidad panista. La bancada del PAN en el Senado se exhibió con el asunto del micrófono encontrado en sus oficinas. El error fue arrancar el micrófono y romper el perfil del escenario del delito. O se trató de una pantomima sin sentido y sin capitalización o los abogados de la bancada no saben de procedimientos jurídicos. Al politizar esos cables, demeritaron la investigación. O fueron ingenuos o fueron torpes. Y luego le endosaron el asunto al líder de la bancada de Morena Ricardo Monreal como para revelar sus intenciones.
Política para dummies: La política es a veces un tratamiento de shock de la realidad.
@carlosramirezh