
Pernicioso escepticismo
La burocracia del INE no quiere soltar los huesos
Aunque pudiera ser entendida como una broma informativa de fin de semana, –sobre todo los domingos en que hay escasez de notas–, la intención de la burocracia político-administrativa del INE que tiene el control de aparato electoral desde 1990 está proponiendo la permanencia de la estructura de elecciones que sin consultas y desde la mayoría del poder PRI-PAN-PRD chuchista se apoderó del orgsnismo.
Lo de la profesionalización electoral ha sido un mito genial impuesto por el grupo político-ideológico-intelectual de Carlos Salinas de Gortari-Fernando Gutiérrez Barrios (ex Federal de Seguridad)-Héctor Aguilar Camín-José Woldenberg-Lorenzo Córdova Vianello para crear un organismo que garantizara el modelo político PRI-PAN-PRD chuchista.
El actual INE con sus barones en modo de élite de sabihondos como consejeros electorales fue una forma de nueva intermediación intelectual que viene desde el viejo IFE: funcionarios que representaran los intereses de la clase política priista como casta de profesionales que Octavio Paz develó desde 1972 al analizar la estructura priista en su carta a Adolfo Gilly. El modelo de profesionales de las burocracias del poder se remonta de las dinastías chinas que contrataban a especialistas que sabían leer y escribir y los colocaban como letrados o responsables de las actividades cotidianas que los monarcas chinos no sabían o no entendían o no querían.
A lo largo de 35 años, de la reforma salinista del IFE de 1990 al INE actual como hijo de postsalinismo de Enrique Peña Nieto, la casta de burócratas profesionales de los dos institutos electorales fue empotrada por los supuestos profesionales de las teorías electorales y hoy quieren expropiar el organismo electoral sin haber ganado elecciones ni tener ya a mayoría legislativa y política del pasado. El INE y los Organismos Públicos Locales Electorales u OPLES estatales se convirtieron en una estructura electoral intermedia para controlar los procesos electorales y cerrarle los espacios al grupo político de López Obrador.
La lista de los abajofirmantes de desplegados diseñados, redactados y procesados por Woldenberg, Luis Carlos Ugalde (pieza de Elba Esther Gordillo), el PRD de los Chuchos y Córdova-Jacobo Molina fueron apabullados por Morena y perdieron su apuesta electoral por el PRI y el PAN desde 2018.
Y si bien la reforma electoral que perfila Morena-AMLO no hace sino capturar al organismo electoral por la nueva mayoría como lo hizo con el poder judicial, el proceso forma parte del mecanismo de mayorías políticas que han decidido por intereses de grupo o de partido las reformas institucionales del Estado.
Todo el personal administrativo y de asesores incrustados en el INE viene desde la primera reforma de Salinas de Gortari-Woldenberg, y ahí está el caso de Córdova Vianello —impuesto y sostenido por Peña y el PAN en la reforma de 2014 del Pacto por México– que comenzó su carrera profesional de funcionario electoral como asesor de Woldenberg en 1994, hace 31 años, y ahora encabeza la ofensiva priista-panista-chuchista para dejar al INE como está, con todo y los funcionarios profesionales que no pudieron manipular al Instituto para impedir la victoria de López Obrador y de Sheinbaum Pardo.
Una verdadera reforma electoral debiera comenzar por la desaparición de la casta de los barones como consejeros electorales, la instauración de un organismo electoral profesional sin negociaciones con los partidos que deben de ser supervisados por el Instituto y evitar los mecanismos que mantienen la burocratización de las estructuras de la autoridad electoral con el argumento de que son letrados que entienden las claves del poder.
El IFE/INE de Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Elba Esther Gordillo, el PRD chuchista que ya sin partido porque no la alcanzó el 3% de votos en 2024, Peña Nieto y el PAN de Ricardo Anaya ha sido una estructura electoral formateada por el modelo vigente de Comisión Federal Electoral en modo de Manuel Bartlett Díaz y el fraude electoral de 1988 para entronizar a Salinas de Gortari. Y el IFE/INE nació justamente de la intención de Salinas de Gortari de evitar la repetición de la incapacidad del organismo en 1988 y para ello llamó a la casta de profesionales intelectuales para administrar los procesos electorales en nombre del régimen institucional del PRI y del PRIAN a partir del 2000.
Woldenberg y Córdova están detrás de los desplegados de decenas, centenas y quizá pronto millares y hasta millones de firmantes para dejar funcionando un INE a favor del proyecto del PRI-PAN que es minoría y quiere seguir controlando al INE burocratizado por letrados como si el Estado mexicano fuera una dinastía china.
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