Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
¡ELIGIÓ LA INDIGNIDAD Y ES LA VICTIMA DEL DICTADOR!
¡Gracias ministro presidente, Arturo Saldívar!
¡Gracias por su silencio!
¡Gracias porque los gritos de su silencio les confirman a los ciudadanos, en general, y a los especialistas del derecho, en particular, que es indigno de ocupar el cargo no sólo de ministro de la Corte, sino de presidente del Máximo Tribunal!
¡Gracias porque –como dijo Winston Churchill–, le dieron a elegir entre la indignidad de avalar la dictadura de López o la grandeza de estadista y usted, ministro Saldívar, no solo eligió la indignidad, sino que hoy mismo es la primera víctima del dictador!
¡Gracias, porque cada minuto que pasa en silencio –luego que el Senado de la República avaló la inconstitucional ampliación de su cargo de presidente a seis años–, usted avala que lo suyo, lo verdaderamente suyo, no es el respeto a la Constitución, sino el servilismo al dictador López Obrador!
¡Gracias, señor Saldívar, porque su silencio confirma lo que muchos se negaban a creer; que usted avaló el “golpe de Estado” a la Corte, ordenado desde Palacio, a cambio de migajas de dos años más al frente de una Corte indigna; violada de manera tumultuaria, ¡igual que usted y todos los ministros violan la Constitución!
¡Gracias ministro, porque su silencio ratifica su incongruencia frente al respeto a la Constitución que usted, los presidentes y todos los legisladores juraron respetar y hacer respetar!
¡Gracias ministro Saldívar, porque con su silencio reitera lo que muchos decían de usted; que más que garante de la Constitución y de sus leyes, usted es un vulgar tinterillo al servicio del dictador!
¡Gracias, porque su silencio confirma no sólo su complicidad con el golpista de Palacio; sino que fue parte del “golpe de Estado” contra la Corte; complicidad que lo coloca ya desde ahora en lo más pestilente de la historia; en el basurero de la historia!
¡Gracias porque su silencio, señor Saldívar, confirma que usted prefirió no la grandeza de un estadista y tampoco la virtud del hombre de leyes que defiende la Carta Magna; gracias porque al rechazar la puerta gloriosa de la historia se quedó en el lugar que siempre ha ocupado; el de los traidores a México y a los mexicanos!
¡Gracias, ministro Saldívar, porque su silencio les grita a todos los mexicanos que la democracia ha muerto y que usted, junto con el dictador Obrador y el también traidor Monreal, son los responsables de la muerte de la democracia constitucional!
¡Gracias, señor Saldívar porque usted estará en la historia no sólo como el mayor culpable de violentar la Constitución sino de acabar con la división de Poderes, con el presidencialismo y culpable de la instauración de una dictadura que llevará a la ruina al país!
¡Gracias porque a pesar de las graves violaciones constitucionales para mantenerlo en la presidencia de la Corte, usted, señor Saldívar, confirmó que tiene dueño, el tirano López que una y otra vez defiende como legal y constitucional su ampliación de mandato!
¡Gracias, señor Saldívar, porque su silencio se escuchó en el mundo entero y porque gracias a ese silencio de complicidad –silencio de toda la Corte–, el mundo entero entiende y advierte sobre el riesgo de la naciente dictadura de López Obrador!
¡Y gracias, ministro Saldívar, porque su reelección al frente de la presidencia de la Corte, abre la puerta a la reelección del dictador López, lo que confirma todo lo que aquí advertimos por años!
Y es que, en efecto, al ministro Saldívar se le dieron a elegir entre la indignidad de avalar la dictadura de López Obrador y la grandeza del hombre de Estado.
Sin embargo, Arturo Saldívar eligió la indignidad y, sobre todo, ya es la primera víctima del dictador Obrador.
Al tiempo