Poder y dinero
Si los votantes tuvieran idea de lo que vendrá en 2025 seguramente procesarían de manera diferente la realidad y con ésta las preferencias políticas. La batalla no será entre partidos ni proyectos, se tratará de salir adelante ante un escenario sumamente complejo que demandará una actitud de unidad de la diversidad y un ánimo de inclusión.
Viene una resaca de horrores en el marco de un país profundamente dividido con expectativas y hábitos perniciosos en extremo respecto de las autoridades como es el recibir dinero a cambio de nada. Por ello se ha deteriorado el aparato público en todos sus órdenes; en lugar de apoyar con generosidad a los necesitados se ha dilapidado dinero público con un propósito de evidente clientelismo político.
Los frentes abiertos son múltiples; el liderazgo de López Obrador y su prédica de condena del pasado y esperanza sobre el porvenir ha servido para amortiguar el deterioro social. Obligado es pensar cómo atenuar el descontento extremo, incluso el que habrá de surgir por la inevitable necesidad de reducir o racionalizar los subsidios a la población. Decisiones pospuestas, recursos distraídos de sus objetivos, afectación del aparato público y la necesidad de continuar con las obras en proceso, así como revertir el abandono de la infraestructura pública obligan a una profunda reforma hacendaria, que a su vez provocará inconformidad y rechazo de los pocos poderosos y de los muchos afectados.
Los militares por mandato constitucional y por elemental responsabilidad deberán disminuir el protagonismo que no pidieron y que los ha distraído de su tarea fundamental e insustituible. Su presencia en labores de seguridad pública no debe servir para que los mandos civiles dejen de cumplir con la encomienda constitucional que les corresponde. La expresión civil de la seguridad pública y de la investigación judicial deberá estar en el centro de las prioridades, esfuerzo que obliga al acuerdo plural, a la participación social y al entendimiento entre poderes públicos y órdenes de gobierno.
Efectivamente, abatir la impunidad en todas sus expresiones debe considerarse la tarea fundamental para un mejor tránsito al futuro. Es tarea de todos y primero que nadie de las autoridades y de los poderosos. La transparencia y rendición de cuentas deberán ser la cotidianidad. Los desplantes de abuso de poder que denuesta a otros poderes, autoridades, particulares y adversarios deberán quedar en el repudio popular. La libertad de expresión habría de alcanzar su máximo esplendor a partir del rechazo al pasado inmediato.
Los problemas que el país deberá encarar en el 25 no se limitan a la política, la economía y al bienestar social. También está presente la lucha contra el crimen organizado. Hay prueba suficiente que las baladronadas no aportan, pero tampoco el pasado inmediato donde se asocian dos inercias incompatibles: complacencia y militarización. El tema deberá abordarse en todas sus aristas y el objetivo inmediato es recuperar territorios abandonados a la delincuencia. Una de las tareas institucionales de urgente inicio será adecuar el sistema de justicia, la promoción de un programa de largo aliento de fortalecimiento institucional de policías y el desarrollo de las capacidades institucionales en materia de procuración de justicia y de investigación de los delitos. Los funcionarios judiciales que realicen tareas en materia penal deberán contar con un régimen particular que les garantice la protección para ellos y sus familias.
En este gobierno México ha disminuido la esperanza de vida de 75 a 71 años. El promedio en los países de la OCDE es de 81 años. En parte se explica por la política criminal para enfrentar la pandemia, pero no es todo. Se destruyó lo deficiente para que prevaleciera lo inexistente. Ahora se le asigna a quien no corresponde la política de salud. Es elemental reconocer la magnitud del desastre y reemprender el camino para que el Estado cumpla con su responsabilidad de proveer salud a los mexicanos.
México en su conjunto deberá unirse para enfrentar la titánica tarea de reconstruir lo que ocasionó en el gobierno la pretendida regeneración nacional. El desafío mayor en la batalla de 2025 será conciliar eficacia con consenso social.