Libros de ayer y hoy
La libertad de expresión es, sin duda, el sustento de todas las libertades políticas del ser humano.
Cualquier sociedad que silencie a sus miembros, por cualquier medio, está abonando el camino para la instauración de regímenes de corte totalitario.
Con mayores o menores grados de represión, el poder sólo puede silenciar la crítica destruyendo la posibilidad de la convivencia democrática.
Desde Gómez Morín, pionero en la construcción del sistema político que funda su actuación en la primacía de la persona y, por lo tanto, en las libertades y derechos humanos, en la defensa de la crítica, en la oposición informada al poder y a su abuso, en la transparencia y rendición de cuentas, en el escrutinio exhaustivo de la sociedad a los políticos y en la exigencia de que cada actor asuma plenamente sus responsabilidades políticas y jurídicas, en Acción Nacional hemos sostenido siempre que la Libertad de Expresión es el sustento de la Democracia.
En su defensa, debemos ser los primeros y más severos críticos a los ataques que se le dirigen; sobre todo si esos ataques dejan de ser burdas represiones desde el poder político y se expresan de maneras más sutiles.
En el escenario actual y frente a el proceso electoral del siguiente año, el Instituto Electoral tiene la gravísima responsabilidad de encontrar el equilibrio que garantice que la Libertad de Expresión se ejercerá con rotundidad en el quehacer político poblano sin convertirse en violencia política por razón de género.
Para ello, tendrá que garantizar que hombres y mujeres puedan ser sujetos al mismo nivel de crítica y escrutinio sin importar su género.
Cualquier intento para limitar la Libertad de Expresión que no se funde en la igualdad entre hombres y mujeres y que no privilegie la más amplia libertad y el más intenso debate público, significará un peligroso precedente para la salud de nuestra democracia.
Adolfo Christlieb Ibarrola afirmaba que “en un país en donde se guarda un mínimo de respeto a los medios masivos de difusión, es mucho menor el riesgo de una explosión política o social”.
Si antes los medios eran utilizados para alabar a los poderosos, para mandar mensajes políticos o amenazas veladas, creo que es el momento del ejercicio pleno de la libertad de expresión, aunque se moleste el Presidente, los gobernadores o algunos dirigentes políticos.
Si es cierto que la democracia se centra en las personas y nos ofrece la oportunidad de resaltar los valores de la libertad, también es cierto que la libertad de expresión debe enfocarse a lo público, es decir, a todo aquello que afecte, por su ejercicio, a los ciudadanos, y no a los señalamientos o cuestionamientos de la vida personal de los políticos.
Alguna vez le escuché a Porfirio Muñoz Ledo afirmar que la vida política será mejor cuando lo público sea cada vez más público y lo privado sea cada vez mas privado. Coincido plenamente.