
Libros de ayer y hoy
Es de siempre, no solo ahora. A quienes tienen el poder indigna la indignación de los gobernados. La cuestión es que quienes ahora mandan tienen la piel muy delgada, a pesar de ser ellos, como pocos, propensos al abuso y la agresión. Un ejemplo paradigmático es el senador Gerardo Fernández Noroña, un político empoderado que hace uso de su influencia ante la FGR para obligar a ciudadano que lo increpó a una disculpa pública en la tribuna del Senado de la República. El estado al servicio de un impresentable.
La gobernadora de Veracruz es otro ejemplo reciente de indignada por los indignados. Le molestó cómo una parte de los medios tomó su desafortunada declaración de que la maestra jubilada, Irma Hernández murió por un infarto, la que fue secuestrada, golpeada y exhibida por la mafia veracruzana.
Le guste o no, la gobernadora se equivocó y es inevitable que la opinión pública y publicada le recrimine, porque hace creer que su mala condición, no el secuestro ni golpes, fue lo que provocó su muerte. La causa del deceso no fue el infarto, sino el secuestro y la violencia sobre ella; es un homicidio, no cuestión de opinión o de criterio médico de un galeno a sueldo del gobierno de Veracruz; un penalista hubiera señalado feminicidio; por cierto, el hermano de la mandataria, Arturo Nahle es un buen abogado, exprocurador de justicia en Zacatecas y expresidente del Tribunal Judicial quien tuvo el valor y carácter para renunciar a su encargo por su rechazo a la elección popular de autoridades judiciales.
Indigna que la pensión de una maestra sea insuficiente para vivir con dignidad, que ya como jubilada tenga que recurrir a otras actividades para complementar su ingreso. Una taxista, abuela, madre, profesora que sirvió en una de las más nobles y entrañables tareas, el magisterio, para que algún día el Estado le reconociera con una pensión suficiente para un justo retiro. La asesinaron porque la extorsión es práctica generalizada en muchas partes del país, con la complacencia y a veces connivencia de las autoridades.
A la gobernadora y a muchos otros les indigna lo que dice la prensa; es más fácil hacerlo con el mensajero, sobre todo, cuando el empeño de las autoridades es convencer que las cosas están mejor que siempre a contrapelo de la realidad. Para la gobernadora Nahle debe resultar muy incómoda una noticia que demuestra que la inseguridad prevalece y que los criminales vuelven el espectáculo recurso para imponerse a las autoridades y a las personas, en particular, las que son su objetivo, como los taxistas de la región, ratificado por otro homicidio, el de un marino retirado que enfrentó a sicaros por intentar rematar a su hijo, también taxista, hospitalizado por un atentado previo.
El video que muestra a la profesora sometida y humillada en su secuestro es una poderosa imagen de la realidad que impera en muchas partes del país; en cierta forma la profesora Irma Hernández somos todos; la gobernadora representa la farsa oficial sobre la delincuencia y la narrativa de que la situación ahora es mejor que antes. La extorsión es uno de los mayores problemas asociados a la inseguridad, resultado del abandono de las autoridades de cumplir su tarea de proveer seguridad y proveer justicia. El cobro de cuota o de derecho de piso penetra el tejido social a profundidad y afecta a cientos de miles de empresas obligadas a cumplir o asumir las consecuencias, caso de la profesora Hernández.
Bien que las autoridades federales hayan anunciado la lucha contra la extorsión, sin duda, una prioridad mayor. Sin embargo, esta tarea está fundamentalmente en el ámbito municipal y local, justo donde el crimen tiene mayor presencia y, en ocasiones, dominio. Una buena radiografía revelaría no sólo el abandono, sino el error de no fortalecer a las fuerzas del orden en el espacio municipal y estatal. Lo que puede hacerse desde el centro es más bien poco porque se enfrenta a un monstruo de mil cabezas.
La indignación alcanza a la jerarquía de Morena, molesta por la cobertura de la ostentación de dirigentes por viajes al extranjero -no a EU, por algo será-, que revelan un asunto de incongruencia y el dinero en exceso, seguramente proveniente de la venalidad, realidad generalizada, como muestra el huachicol fiscal; al menos una quinta parte de los combustibles son origen ilícito, que ocurre porque hay una corrupción de proporciones gigantescas, mientras la indignación de los que mandan se recrea en su propia miseria moral e hipocresía.