Indicador Político
El frijol mexicano levanta vuelo y crea historias
Teresa Gil
No será noticia para muchos porque la información de altos vuelos está en su mira, pero el humilde frijol levanta su cosecha en México y se enfrenta a los tiempos para destrabar la importación que como al maíz, lo lacera. Imagínense, tenemos que comer frijol gringo, con el riesgo de contaminarnos de la enfermedad trumpiana. En medio de las bataolas que nos estremecen en ese momento -Trump, incendios, discursos-, un personaje modesto, al parecer sin chiste, callado, sin aspavientos, aparece en escena, el frijol. Vuelven las cosechas. Y recordamos ingratos, que gracias a ese nutritivo vegetal, no solo los mexicanos sino muchos habitantes del mundo, pudieron sobrevivir. Hubo tiempos en los que en los hogares solo había frijoles y tortillas de maíz para comer. Pero gracias a esa planta milagrosa originaria de México, pudieron conservarse vivos. Con el paso de los tiempos y la modernización del país, otros alimentos poblaron las mesas y el frijol, como si fuera triste arrimado fue saliendo de la comida mexicana. En este momento parte de ese desprecio comensal, ha llevado al frijol al número cinco como productor en el mundo, siendo planta originaria, dependiente del exterior.
PLANTA LLENA DE NUTRIENTES QUE NOS HA ACOMPAÑADO MÁS DE 8 MIL AÑOS
La crisis en el campo que el nuevo gobierno está enfrentando, advierte que el frijol despega, aunque aún no se acerca a la producción total. El año pasado esa producción llegó a las 856 mil toneladas, muy lejos de aquella cifra récord que se logró en 2002 de un millón 549 mil toneladas. Y todos nos enfrijolamos entonces. Pero la historia de esa planta es larga y tendida, surgida en terrenos que ahora son de Oaxaca, Jalisco y otros estados, donde creció silvestre hace 8 mil años, propensa a domesticación para extenderla a otros confines de Mesoamérica. En náhualt pasó a ser ette, en otomí bénju, en rarámuri recómari y en totonaco clankastapu, entre muchos nombres según el pueblo. Su utilización también se diversificó en diferentes guisos, muchas veces para hacerlo más nutritivo acompañado con alguna carne de ave, en caldo. Para entonces ya se había difundido por el mundo.
Y HAY MILAGROS COMO EL AYOCOTE, FRIJOL GIGANTE DE COLORES, QUE PRESUME
Entre las muchas variedades del frijol porque los hay minúsculos como el yurimuni blanco que se cultiva en el norte, surgió un frijol gigante, el ayocote, ayocotl en náhuatl, frijol de grandes dimensiones que puede ser de colores morados, negros, cafés, blancos, rosas y hasta de puntitos. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias(INIFAP), el ayocote es una variedad que se puede encontrar en 798 formas de domesticación y es muy consumido en algunos estados como Puebla, por la atracción de su tamaño y su gran sabrosura. Los científicos para no quedarse atrás lo identifican y nombran phageolus coccinuus.
ANDERSEN. LA PRINCESA Y EL FRIJOL HACEN HISTORIA EN LA LITERATURA
Clásicos hay que mantienen al frijol aunque se llame de otro modo en algunos países, dentro sobre todo de la literatura infantil. Y recuerdo un breve cuentecito de Hans Christian Andersen, famoso por su literatura infantil, la princesa y el frijol (Ediciones Vigía 1989, Cuba). Escogí éste porque el pequeño de la planta mexicana pasa a la historia en un museo, como el frijol que no dejó dormir a una princesa. Esta llegó por la noche, extraviada en un bosque, a la casa de unos aristócratas. El hijo de ellos, que soñaba con casarse con una princesa, había desdeñado a varias, y cuando ésta le dijo que era princesa, el joven no le creyó por el aspecto que mostraba por haberse mojado en la lluvia. La llevaron a dormir para darle hospedaje, pero la madre del joven puso abajo de muchos colchones un frijol. Al día siguiente la muchacha dijo que no había podido dormir porque abajo del colchón parecía estar una pequeña piedra. Esto emocionó al joven que consideró que por su sensibilidad se trataba de una princesa, porque un simple frijolito la había conmocionado. Y aquella pieza del oriundo de México fue guardada como una joya en un museo. Absurdo pero simpático el cuentecito.