
Itinerario Político
De Sica y Bartolini. Bicicletas y banquetas
Los aranceles impactan la economía, pero las bicicletas y las banquetas impactan la vida. Parece una comparación desigual pero no lo es. Todo aquello que impacta al ser humano, hasta el extremo de convulsionarlo. es importante y está ligado. Y las últimas dos cosas se han convertido en un grave obstáculo en grandes ciudades, como la ciudad de México, al grado de que ambas vinculadas pueden ser trampa mortal para miles de peatones que utilizan a diario las banquetas sin saber que una bicicleta va atrás. Ha llegado el momento por lo tanto, de que las autoridades se hagan responsables de todos los accidentes que sean ocasionados de esa manera. Incluyendo las motos. No existe aún una norma pero una simple denuncia con los datos incluidos, crearía fundamento. Lo que sucede en esos dos elementos cuando se hermanan de manera letal, ya es motivo suficiente para que las autoridades de todas las ciudades mexicanas, pero en especial la CDMX, revisaran el problema que tiende acrecer. Lo he tratado muchas veces, tras cuatro caídas en banquetas y un atropellamiento de bicicleta y entrevistas con personas, varios de la tercera edad, que han sufrido percances similares, sobre todo en torno al impacto de la bicicleta que no respeta sitios. Por ello reproduzco aquello que escribí y publiqué el 13 de junio de 2015, lo que evidencia lo poco que ha cambiado el problema y que la promesa actual de las autoridades de la capital para frenarlo, junto con las motos, tiene su cola.
DESDE TIEMPO ATRÁS, LA BICICLETA YA CREABA PROBLEMAS
Con el título de esta crónica se podría hacer un verso sin esfuerzo, pero el asunto es más serio. El repunte bicicletero en el país, ha traído nuevos problemas que en el caso de la ciudad de México y otras grandes ciudades, agravan situaciones ya existentes sin que hasta la fecha se les haya dado solución. Una de ellas es el de los accidentes viales en ciudades que están diseñadas para que el carro sea el rey. Con un flujo vehícular que se calcula en 4 millones en el Distrito Federal, la bicicleta, como alternativa de transporte y de remedio ecológico se abre paso trabajosamente en un entorno de más de 100 mil viajes diarios, según INEGI, 57 por ciento de los cuales son para ir al trabajo. Aparte de una legislación frágil y un automovilista en general poco respetuoso, ese medio de transporte ha creado dos serios problemas que la autoridad y el programa de Ecobici no saben como enfrentar: el despliegue bicicletero a zonas peatonales, en especial las banquetas y el robo de esos vehículos.
HACE DIEZ AÑOS EL DÚO BICICLETA-BANQUETA YA DEBÍA MUCHAS ¿Y AHORA?
Las banquetas como espacio peatonal, tienen poco impacto político, escribí hace diez años. Por eso no ha habido autoridad alguna que las rescate de restauranteros y comerciantes abusivos – que las han incorporado a sus negocios-, y que hoy están siendo utilizadas por los ciclistas, sin que ni si quiera se tenga un claxon para indicar su presencia. La falta de espacios seguros incita a invadir, creando un entorno peligroso que en cualquier momento puede estallar. El robo de bicicletas por su parte, ha aumentado en 30 por ciento en los últimos años y se calcula que al menos se roban 10 bicicletas diarias. Solo en la capital. No hay legislación, ni interés, por seguirles la pista.
Y VIENE DE NUEVO A COLACIÓN AQUEL CLÁSICO DE DE SICA-BARTOLINI
La realidad supera la ficción dicen por ahí, pero en Ladrón de bicicletas (Ladri di biciclette, Sajalín editores 2009) novela de la posguerra escrita por Luigi Bartolini en 1945, el problema ya era acuciante. Nunca se imaginó este poeta, escritor, grabador y pintor italiano que una película ( Ladrón de Bicicletas 1948) le iba a superar el crédito de su creación. Vittorio De Sica se inspiró en el libro para crear un clásico del neorrealisno, considerado entre las cincuenta películas más importantes de todos los tiempos. Tanto lo escrito como lo filmado giran en torno al robo de una bicicleta a un trabajador que había hecho grandes sacrificios para adquirirla. La búsqueda del vehículo transcurre en un agitado muestrario de personajes que reflejan los efectos de la guerra cruenta que acaba de terminar. Bartolini, un luchador contra el fascismo lo que lo llevó a la cárcel durante cinco años, dio la pauta para que De Sica creara su gran obra maestra . El símbolo de una bicicleta exhibe las consecuencias de los conflictos en los seres humanos. Al morir en 1963, el germen de su novela se expandía en el mundo como una advertencia de lo que no puede volver a ocurrir.
Y LO PEOR, COMO EPÍLOGO, EL ROBO DE BICICLETAS ES APABULLANTE
Como epílogo actual, pondría que aquel deseo de que no ocurriera algo tan terrible como la Segunda Guerra Mundial, no aparece hoy en día en la mente de muchos. Por el contrario. Lo cual vuelve a repetir también, que los seres humanos no aprenden. Y que si bien al personaje de los dos creadores le robaron una bicicleta, hay que señalar que en esta época bicicletera, en Estados Unidos suelen robarse alrededor de dos millones de bicicletas al año y solo en Nueva York se roban setenta y cinco mil en ese mismo lapso. En la CDMX, cuyo robo ha aumentado, las sustraídas se venden en sitios de venta, descaradamente expuestas.
Teresa Gil