Indicador Político
La presencia vital de médicos y enfermeras en la actual pandemia, mantiene al mundo entre el forcejeo por la vida, mientras miles de ellos la han dado. Es justo entonces, que ellos encabecen la aplicación de la vacuna contra el Covid-19. Cuando se escriba esta historia terrible, serán ellos los que reluzcan junto con los que, a costa de su propio riesgo, han dedicado su tiempo a auxiliar a millones. La cifra diaria de muertes y contagios, suele ocultar el hecho, publicado de vez en cuando, de que más de un millón de personas en México, han sido salvadas. Eso, frente a un poco más del diez por ciento que ha perdido la batalla, muchas veces por causas que ya estaban determinadas y que empujó el Coronavirus. Los médicos como parte esencial de la diagnosis y el tratamiento, tienen a su lado a veces más de una, a esas mujeres valiosas que fueron vistas en el pasado en la inferioridad del galeno, cuando desde siempre han sido las que enfrentan las verdaderas carencias del paciente: higiene, aplicación de medicamentos, vigilancia, apoyo moral con su presencia, en la rutina cotidiana de millones en el mundo, En México INEGi dio la cifra de 302 mil enfermeras en el 2018, aunque la cifra de la Secretaría de Salud era inferior, de 282 mil 365 en ese año y de 281 mil 501, en 2019. La cifra representa según la OCDE, el 2.2 por cada mil, cuando ese organismo la sitúa en sus países miembros en 8 por cada mil.
MÉXICO TENDRÁ QUE REVALUAR EL IMPULSO A MÉDICOS Y ENFERMERAS
En las historias de guerras, de influenzas, pestes, pandemias y todo tipo de agresiones guerreristas o virales, el ciudadano cifra su seguridad y restablecimiento en el personal médico. En este momento nuestra salud está en sus manos. En la famosa novela La peste de Albert Camus es un médico el que relata la forma como enfrentaron el aluvión mortífero de aquel ataque. Actualmente se mencionan en México 723 escuela de enfermería, 7 de las cuales son del IMSS, cifra exigua por la importancia de ese instituto. Es una carrera que tienen muchas escuelas y universidades, como la UNAM, que se ha ido fortaleciendo a lo largo de décadas. Cuando en el mundo resonaba ya la lucha de la famosa enfermera Florence Nightingale, desde el siglo XIX, México les abrió el espacio formal hasta el porfiriato en el que ahora es el Hospital de la mujer. Pero fue hasta 1975 cuando se consolidó en muchos centros de estudios la carrera de enfermería. Hay que considerar que la presencia de mujeres y hombres que ejercían esa actividad apoyando a los enfermos, lo ha sido siempre en el país y en el mundo, sin que estuvieran categorizados. Actualmente de quienes ejercen esa profesión, el 90 por ciento son mujeres. Los estudios del personal que participa en el sector salud se ha diversificado en otras denominaciones, de acuerdo a su especialidad, como sucede con los médicos.
FLORENCE NIGHTINGALE, LA DAMA INGLESA-ITALIANA, DE LA LÁMPARA
Fue hasta el 2010 cuando se creó El Día Internacional de la enfermera, tomando como símbolo a la enfermera de origen inglés, pero nacida en Florencia el 12 de mayo de 1820, Florence Nightingale. A lo largo de los años ha habido ejemplos múltiples de mujeres que dedicaron su vida a la atención de enfermos, algunas canonizadas y santificadas por la iglesia católica. En México los casos son muchos, pero por desgracia solo se sacan a relucir el día de la enfermera. Con el ejemplo de Florence se inicia una lucha no solo de abnegación y entrega sino de aportes científicos que han enriquecido en sus orígenes la historia de la enfermería. Dedicada de tiempo completo a la atención hospitalaria, la joven se enfrentó a la mortandad de seres que caían por el cólera, la viruela, la fiebre, más que por heridas provocadas en combates de la guerrerista Inglaterra. Estudiosa en su juventud de aritmética y geometría, escribió el libro Planes de lecciones para la enseñanza de la Aritmética y la Geometría, pero fueron sus estudios sobre Estadística los que aplicó en su profesión de enfermera. La académica Martha Macho Stadler, de la Universidad del país Vasco, se refiere a esos aportes de Florence en su libro Matemáticas para entender las funciones sociales. Los trabajos pioneros de Florence Nightingale. Fue, pues, no solo un ángel dedicado a la búsqueda de la salud, sino una teórica que entregó sus conocimientos a mejorar esa atención que estuvieron fincados principalmente en las medidas higiénicas. Quizá muchas de las que se están aplicando en esta pandemia provienen de ella. Fue premiada por eso por la reina Victoria y el rey Eduardo VII le entregó en 1907 la Orden del Mérito. Murió en 1910 y su estatua relumbra en la Waterloo Place de Londres y en muchas partes del mundo. Pero antes, el poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), la había inmortalizado en su famoso poema La dama de la lámpara, respecto al cual, Macho Stadler agrega, que por sus aportes, era mucho más que eso. Aquí, una parte de ese poema:
Las heridas de las batallas
en lúgubres hospitales de dolor
los tristes corredores,
los fríos suelos de piedra.
¡Mirad!, en aquella casa de aflicción
veo a una dama con una lámpara
pasar a través de las vacilantes tinieblas
y se desliza de sala en sala.