Indicador Político
Máximo Gorki. Se acusa a madres sin culpar al sistema
Es muy común señalar a grupos sociales, sin tomar en cuenta las condiciones que los definieron. Juzgar sin considerar el sistema que predomina en el mundo y en el cual vivimos, produce un análisis parcial que condena sin profundizar. La socióloga que escribe libros, Sara Sefchovich dice en una entrevista que le hizo el 10 de enero la escritora Elena Poniatowska, que “Sin complicidad de la madres, el narco bajaría”. Es aventurado señalar eso que lo extiende a madres de México y de otros países, sin considerar un sistema inhumano que predomina en esos países que menciona, los contubernios políticos y la demanda principal de droga, de parte de Estados Unidos. No he leído su libro en el que llega a esa conclusión, pero si la entrevista en la que generaliza y nos culpa a todos también: “Todos somos cómplices. Hacemos como que no lo vemos y seguimos nuestra vida como si nada”. Llega al extremo de hacer acusaciones graves: “La mayor parte de la población participa en el narcotráfico, como sucede en México”. Las que le hace a las madres en concreto, son aseveraciones que no llegan al fondo de situaciones sociales que fueron creadas en un sistema injusto, desigual que creo gente sentida por el abandono y empezó a transitar por caminos ilegales que conducen a lo peor. Al mencionar a esas madres de los que están en el narcotráfico, si bien excluye a unas cuantas, olvida que millones en el mundo han estado ayunos de satisfactores y que se sumaron a situaciones irregulares para asirse a algo. Tampoco menciona que esos sectores han creado en los países en donde existe el narco, comunidades con características propias, con héroes y personajes propios a los cuales santifican y que muchas veces en su ignorancia, creen que lo que hacen es justo por lo que hicieron la sociedad y el Estado, con ellos. Sefchovich no hace propuestas para transformar esos entornos. En la entrevista solo acusa.
NO ES LO MISMO HABLAR DE PRIMERAS DAMAS QUE DE MADRES DE NARCOS
La señora Sefchovich ha escrito un grueso libro sobre las primeras damas en México, a partir de la colonia y puede que tenga suspendida su obra que llegó hasta Angélica Rivera porque Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de AMLO, se negó a asumir ese papel. En su momento Sefchovich y la feminista Sara Lovera insistían en que Beatriz si era la primera dama, como si existiera una ley al respecto. En su libro describe el mundo ficticio que se crea en torno a las llamadas primeras damas como si el resto de las mujeres fueran de segunda y hace crónicas de sociales en relación a personajes que viven y gozan de presupuestos, lujos y ventajas que no ganaron, por el hecho de ser esposas de presidentes. La descripción de las madres que tienen hijos en el narco es diferentes en su entrevista. Son mujeres utilitarias según su concepción, que no rechazan las lavadoras, los muebles y los lujos que les compran sus hijos y no quieren saber nada de rechazar su oficio ilegal. “No tienen el afán de defender una religión o luchar por una creencia” dice la autora, de ellas. En su poca profundidad no toca el hecho de que muchas de las concepciones que tienen esas mujeres y la gente que las rodea, están fincadas en valores religiosos, impuestos por el moralismo católico, aunque los curas que menciona digan que ahora no les hacen caso. En su desengaño por lo que sostiene que la rodea, la señora vuelve a generalizar al señalar que “la violencia, la mentira, el asalto, es lo que nos rodea, es lo que vivimos todos los días y tenemos que seguir viviendo”. Las luchas de millones, la esperanza, la búsqueda de un nuevo país no entran en su concepción desalentada, que se perdió en sus puntualizaciones parciales. Quizá espera un cambio de condiciones políticas, para seguir adelante su larga crónica de las primeras damas.
LA MADRE, DE GORKI, MUJER QUE LUCHÓ CONTRA UN SISTEMA A COSTA DE SU VIDA
La madre, de Máximo Gorki (Editada por primera vez en 1907. Editorial Porrúa 2017), ha sido traducida a todos los idiomas. Es una de las obras que más se han leído en el mundo y que de sus más de 30 obras, fue la que inclinó para que Gorki fuera mencionado cinco veces al premio Nobel. Algunos consideran esa obra “un canto épico de lo que sería después la lucha del proletariado ruso”. Pelagia el personaje principal, es un mujer sencilla, golpeada por la vida y por el marido que tenía, que un día descubre que su hijo Pavel está luchando contra las injusticias del zarismo. Ella asiste a la reuniones y poco a poco empieza su despertar. Cuando su hijo es detenido por agentes zaristas y enviado a Siberia, ella continúa la lucha sobre todo en la distribución de materiales en los que se informaba de las condiciones en que vivían obreros y campesinos y adelantaba lo que Lénin proclamó más tarde, la importancia de tener medios para comunicarse y difundir las verdades. Pelagia es detenida, sometida a todo tipo de torturas y el autor deja en el vacío un final escrito que se adivina. Máximo Gorki fue el seudónimo de Alekséi Maksimóvich Peshkov y nació en 1868 en Nóvgorod. Murió en Moscú en 1936 de neumonía. Fue un escritor crítico que tuvo diferencias en su momento con Lénin y con Stalin, pero que finalmente se sumó al stablisment como presidente de los escritores rusos en 1934. Durante la Revolución de octubre estuvo con Lénin desde el partido obrero socialista. Entre sus muchos libros están Los bajos fondos, casi tan leído como La madre, biografías como la de Tolstoi, Chejov y Adreiiev, así como una trilogía de su propia autobiografía.