Claroscuro
México, entre la serpiente que asoma y un virus incierto
Es lógico que las propuestas de una revisión paulatina del tema fiscal saque lo peor de cierta derecha que se agazapó en el capital. La propuesta de la presidencia de Morena de iniciar una revisión de los haberes de los que tienen que pagar impuestos, se ha convertido en un tema político alarmante para los que verán afectados sus bolsillos. Otros sectores de la izquierda habían hecho esa propuesta hace unas semanas y académicos y organismos de la sociedad demandan lo mismo desde hace años. No es una novedad y no es justo que los trabajadores cautivos sean los únicos que estén pagando impuestos y los grandes capitales usen todas las artimañas contables para eludir sus compromisos. Ante eso y todo lo que ocurre -aunque sea un quítame estas pajas-, pronto aparecen los vocingleros para hablar de un estado totalitario de pensamiento único, entre otros en la pluma de una ex dirigente del PRI Beatriz Paredes, ahora senadora para no perder presencia en el presupuesto. A las cúpulas empresariales que critican las decisiones del gobierno sobre los bienes de México, se les recalcan los fundamentos constitucionales que apoyan al presidente, cuando ellas mismas, buscando alianza con grupos de gobernadores se oponen a la misma norma. Y tratan de enfrentar al federalismo.
ADVERTENCIAS CONTRADICTORIAS, UNAS PARA RETROCEDER, OTRAS PARA AVANZAR
Como nunca, la lucha por el poder no se entroniza en los partidos tradicionales, ya menguados, sino en los capitales que se asumen con su actitud en dueños del país. Los desplantes del CCE y de la Coparmex, las amenazas de golpismo de ciertos sectores empresariales y los organismos derechosos como Mexicanos contra la corrupción que investigan comportamientos oficiales, pero se oponen a que el SAT se meta en sus ocultamientos fiscales, son exhibidos de diferentes maneras en los medios afines, en desplegados, anuncios en suplementos, o en declaraciones, como se ha visto en la repulsa a la decisión presidencial ante las energías renovables. Los partidos serán lógicamente utilizados por esos grupos, en las elecciones tan abrumadoras que se preparan para el año entrante. La consigna es regresar a la antigua zona de confort: el país a disposición. Se detiene el avance de esas energías para ser sometidas al ritmo del país, cuando analistas, algunos publicados en la revista Tribuna Comunista, advierten sobre el avasallamiento que preparan las empresas que intervienen, con nuevos proyectos que conducen a lo mismo y en el mismo sistema: transnacionales que se preparan a dominar a los países pobres con sus nuevos aditamentos. Propuesta regresiva que se enfrenta a la búsqueda de otro tipo de desarrollo
LA DERECHA USA MÉTODOS LABIOSOS, PERO TAMBIÉN LA AMENAZA
No somos los únicos, el mundo se convulsa. Y los huevos rabiosos empiezan a estallar. Aquí, una mujer que quiere charolear es tema de rango nacional para enfrentar al poder, mientras la serpiente del huevo deja su cáscara y empieza a trotar para ampliar su nido en medio de las pequeñeces. Hubo muchos ejemplos como prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial y hasta Sigfrido, el hijo del gran compositor Richard Wagner, se convirtió en adalid de una era siniestra. La serpiente rastrera y escurridiza se cuela entre los pies y va subiendo, como lo hace periódicamente en Brasil, ahora con un gobernante fascista que se enfrenta a sus iguales, un militarismo similar en rabioso. O lo que pasó en España, despertado el ofidio después de Franco, en la etapa de Felipe González, con el surgimiento de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) creadas por el propio gobierno y la presencia posterior de rastreros como Aznar, Rajoy y los que están presionando a un Pedro Sánchez que paga sus desconciertos. Ni Podemos lo ayuda. El fascismo como parte, ahora, de los golpes blandos, se expande silenciosamente y los llamados persistentes son para no dejarlo que avance. En su libro El Hitler desconocido ( Editorial Diana 1995 ) el escritor alemán Wulf Schwarzwaller señala la forma como la doctrina de los nazis se desparramaba como una seducción e iba atrapando a la gente. En el capítulo 8, De prisionero a Führer, describe la celda de Hitler como muy adecuada, a la que se añadió otra celda para que él pudiera escribir cómodamente su libro Mi Lucha. La celda estaba llena de alimentos y regalos que le enviaban de todas partes de Alemania, lo que hablaba de su aceptación. La sentencia que le dieron por su fallido golpe de estado, que habla de la simpatía de los jueces, se disminuyó en breve tiempo y pudo salir ya con otra imagen a persistir en sus intentos. Tenía 34 años. A partir de un proceso y de salvar hábilmente oposiciones, se instaló en el poder en 1934, como führer y cinco años después estalló la Segunda Guerra Mundial, la más devastadora que conoce la Humanidad, con alrededor de 40 millones de muertos. Todo por ese peligroso veneno que infiltró una serpiente simbólica.