
Luto en el periodismo yucateco… falleció don Isidro
La verdad con frecuencia complica la vida, mucho más en el mundo de la política. Siempre se ha vivido en un juego de espejos, pero ahora la distancia entre la prédica y la realidad es mayor. Por eso lo que se piensa y se dice en la privacidad no puede ser expuesto sin elevado costo. Decir las cosas como son se vuelven incómodas y comprometedoras. La presidenta Sheinbaum habla de soberanía y cuantas cosas más, pero bien se sabe que la soberanía no es discurso o voluntad, sino la capacidad de una nación para hacerla valer por las condiciones objetivas del país, y allí está el grave problema que se enfrenta.
El envío de reos, algunos sin sentencia, constituye una violación a la Constitución y, posiblemente, configure el tipo penal de traición a la patria porque se entrega a un gobierno extranjero a un connacional sin el procedimiento de extradición, garantía de los derechos del procesado. En estos tiempos de populismo penal las autoridades pueden desentenderse sin reclamo alguno. A fin de cuentas, los entregados son criminales sanguinarios, acreedores del peor de los destinos. Sin embargo, no se trata de defenderlos, sino de hacer valer la ley y que la justicia nacional impere. Se repiten los casos de criminales confesos enviados a EU que son liberados a cambio de delaciones, en algunas ocasiones a modo de las fiscalías o agencias de ese país. Los capos juegan sus fichas para tratar de ganar impunidad en el país vecino sin pagar por sus crímenes.
El secretario Harfuch tiene un importante lugar en el aprecio popular y ofrece razón para la buena opinión del gobierno y su presidenta, aunque se sabe que la nomenclatura de Morena lo rechaza, más cuando es la competencia de Andrés López Beltrán para lo que venga. Se le aprecia porque sobrevivió milagrosamente a un agresivo ataque del CJNG en la Ciudad de México, pero lo más meritorio de él y de quien lo ha promovido, Claudia Sheinbaum, es que ha sido un eficaz funcionario en materia de seguridad y junto con el fiscal Gertz son baluartes de la respuesta civil frente a la criminalidad, es un contraste ante la propensión militarista de López Obrador.
Harfuch es convincente, pero no veraz, al menos en que por el bien del país se trasladaron a EU reos sin tratado de extradición porque aquí los derechos humanos les permiten seguir delinquiendo desde la cárcel o que por la mala justicia estaban por ser liberados. También falta a la verdad decir que la presencia de drones sobrevolando en el centro del país es por solicitud de las autoridades nacionales. La realidad, el gobierno hace todo por complacer a Trump. Ambos aspectos son ofrenda con cargo a la soberanía nacional.
Se trata de una mentira piadosa porque son acciones necesarias y la verdad es muy poco honrosa para el país y, desde luego, para la presidenta que reitera nunca cederá cuando la soberanía esté de por medio. Por eso para salvar el cuadro se afirma que aquí están y actúan porque las autoridades nacionales lo han solicitado. Pero exigencias mayores podrían conducir a la persecución de los políticos encumbrados coludidos con los criminales. Afortunadamente la atención del Departamento de Estado, hasta ahora, está en el dictador venezolano.
La presidenta Sheinbaum y su secretario de seguridad, al igual que el fiscal Gertz, conocen el tamaño del problema y el riesgo. La corrupción es alta e involucra a muchos. Parte de los recursos mal habidos se destinaron al gasto electoral, otros fueron a los bolsillos de aquellos a quienes es imposible ocultar afluencia. Afortunadamente para los tres y para el país, ninguno de ellos está bajo sospecha ni aparece en alguna lista imaginaria o de investigación, lo que les da margen para actuar. Pero el grave problema es que asuntos como el huachicol fiscal está documentado y permite a los norteamericanos tener una buena idea del tamaño del negocio criminal, los personajes involucrados y una sospecha que deviene en presunción de culpabilidad de altos funcionarios y, posiblemente, jefes militares. La investigación configura el triángulo perverso de gobernantes, criminales y empresarios.
Las mentiras piadosas del secretario Harfuch se comprenden a partir de las dificultades que enfrenta el gobierno y la necesidad de la presidenta Sheinbaum de ganar espacio frente a un problema de proporciones mayores. Se vive al día, las ofrendas se agradecen, pero son insuficientes y no se sabe a ciencia cierta qué vendrá. A la distancia, no hay tanto margen ni mucho qué ofrecer a quien está decidido a ofender.