
Libros de ayer y hoy
El Consejo Nacional del partido del régimen ha hecho del tema de la ética un asunto central. Es relevante porque la promesa de ser distintos los empoderó; el colapso del sistema anterior fue la frivolidad de quienes antes gobernaban. La imagen de probidad del proyecto obradorista se construyó a partir de una austeridad ostensible de su propio líder y sea dicho de paso, castigando verbalmente la opulencia y venalidad de los funcionarios del pasado. Fue exitoso porque había agravio fundado, las buenas cuentas del gobierno peñista no fueron relevantes ante el descontento. El gobierno, por su parte, no quiso leer la causa y razón de los sonados fracasos en las elecciones locales previo a la debacle de 2018, la imagen del PRI asociado a la corrupción fue desastrosa, incluso repercutió al PAN y al PRD por haber suscrito el Pacto por México, un acuerdo fundamental para la modernización del país.
Hacen bien la presidenta Sheinbaum y Morena en dar atención al tema, pero resulta muy complicado atender y todavía más resolver la corrupción y la frivolidad asociada. Primeramente, se ha concedido atención a la apariencia, es decir, se castiga la ostentación del abuso y la corrupción; pueden robar pero no presumir para no ser iguales, parece ser la consigna. Segundo, es difícil ganar credibilidad en el marco del nepotismo, la asignación discrecional de obra pública, el huachicol fiscal, y demás escándalos que surgen como hongos y eso que no hay transparencia. La percepción del desempeño de los gobernantes de Morena en el nivel municipal y estatal es desastrosa; mejor calificados están los vilipendiados adversarios. Tercero, la corrupción no se revuelve en el discurso, sino en acciones e instituciones; no puede haber probidad en la impunidad y sin entidades que sancionen el abuso de poder. La pérdida de la autonomía e independencia del Poder Judicial deja al sistema expuesto por la falta de contención y propicia que la corrupción y la parcialidad se apodere del sistema de solución de conflictos entre particulares.
El deterioro de la libertad de expresión mina el escrutinio social al poder, y favorece el comportamiento de los empoderados, a quienes la impunidad en toda su expresión, legal y social los lleva a naturalizar el exceso. Para el expresidente del Senado no existió escrúpulo alguno para obligar a un particular disculparse de manera humillante por una expresión normal de rechazo al legislador, la FGR fue el brazo de la intimidación; a una ciudadana se le obligó, por sentencia de la sala superior del tribunal electoral, a ofrecer disculpas 30 veces por una inexistente agresión a dato protegido, diputada quien resulta ser la esposa del presidente de la otra Cámara, hecho escandaloso por la parcialidad y exceso del órgano judicial. Una exfuncionaria candidata a presidir el poder judicial en Tamaulipas -que ganó en la cuestionada elección-, por resolución del tribunal electoral obliga al destacado y prestigiado periodista, Héctor de Mauleón y a su periódico, El Universal, a una vejatoria pena por cumplir con su tarea periodística fundada en la verdad y el rigor del oficio.
La mayor contradicción del obradorismo, que viene de su propio líder moral, no sólo es confundir ostensible y convenenciera austeridad con probidad, tampoco negar cínicamente la prédica con la conducta; la mayor inconsistencia viene, como todo cruzado moralista de ignorar que el debido comportamiento de las personas no es cuestión de adoctrinamiento o sometimiento político, sino de consecuencias directas e inmediatas por las acciones indebidas. La complacencia a los de casa y la condena a los de fuera pertenece al código de la construcción autoritaria, no al de un proyecto cuya ética signifique piso moral de diferenciación y ejemplar desempeño. La medida de los buenos propósitos está en los hechos y en la sanción a quienes los contradicen. Si se minan las instituciones que frenan y castigan el abuso y se afecta la libertad de expresión, fundamental para la observación crítica al gobernante; el régimen inevitablemente, como en el pasado, se encamina a su desgracia por causa propia.
Efectivamente, el mal mayor de Morena, su mayor debilidad está en Morena, porque su manera de entender y ejercer el poder lo lleva a su propia debacle al haber hecho de la ética su referente de diferenciación respecto al pasado. Es certero afirmar no ser iguales, porque en sus excesos, destrucción de instituciones y afectación a las libertades resultaron considerablemente peores.