Indicador Político
LA KERMÉS
Tuve lo que se llama un dejà vu, un fenómeno que el diccionario Oxford define como “Sensación de haber pasado con anterioridad por una situación que se está produciendo por primera vez”, es decir una extraña repetición en el tiempo, o mejor dicho una repetición de hechos que ya habíamos vivido y de los que de pronto tenemos atisbo. Bueno, eso fue lo que me ocurrió cuando el sábado pasado vi la famosa Marcha del Millón, que rápidamente las redes sociales renombraron como la Marcha del Chillón.
Me hizo recordar con sorna aquella promesa-compromiso del casi olvidado Fidel Velázquez cuando le prometió a mediados de los setentas a su candidato presidencial veinte millones de votos que saldrían de la entonces todopoderosa CTM, que dirigió hasta su muerte. Los resultados fueron, para decirlo suave, irrisorios. Los trabajadores no votaron por su candidato.
Aquella gesta, la de los 20 millones de votos, que dio origen a la respuesta inolvidable de nuestra precaria oposición que respondió ¡Veinte millones, ja, ja, ja!, fue un ejemplo claro de cómo los poderosos son incapaces de mirar la realidad, esa que tarde o temprano acaba por imponerse a los discursos y la narrativa del poder. Curiosamente ocurrió en los setentas, cuando el régimen de la revolución empezó a boquear por falta de oxígeno, es decir de resultados. Sí, como ahora con el Cuatrote.
Pues de Fidel Velázquez, a quien sus solovinos consideraban inmortal, sí, así mismo, me acordé el sábado, como les contaba, con la famosa Marcha del Millón, y que logró reunir, de acuerdo con los datos del gobierno de la Ciudad de México, la fabulosa cantidad de 5,700 participantes, aunque los portales electrónicos calcularon en apenas mil quinientos. Pero no seamos miserables y concedámosles los 5,700, así de amables amanecimos hoy. Pensé en Pedro Infante, cuando cantaba “yo tenía un chorro de voz”. La marcha, hay que aclararlo, tenía como objetivo un presunto desagravio hacia YSQ por el plantón de 20, 30 o cien casas de campaña frente a SU Palacio por sus enemigos de FRENAA. Su marcha, que él convocó en alguna de sus mañaneras, y que sus solivinos secundaron terminó, como la canción de Chava Flores, en un chisguete, aunque pueda atribuirlo, como nuestro inmortal Pepe El Toro, a la parranda y el cuete, que podríamos traducir por la pandemia incontrolable, por la caída de la economía y el incremento de la inseguridad y el crimen, el único número hacia arriba que se puede presentar en el actual gobierno.
El caso es que el llamado a defender al nuestro Pepe El Toro, con una marcha y concentración de un millón de patriotas solovinos para desagraviarlo, resultó un fiasco: ¿Sería una marcha gansito, como a las que nos tiene acostumbrados la 4T?, ¿Una prueba de su capacidad de convocatoria, que antes llenaba zócalos y generaba vivas a su paso por todo el país y que hoy genera un repudio creciente? En todo caso, me atrevo a señalar que es sólo un síntoma de lo que viene.
Porque ya no basta el discurso, ni la narrativa de SUS enemigos. En todo caso, la próxima vez habría que convocar mejor a una kermés. Porque tanto Fidel Velázquez como YSQ, que beben de la misma fuente, es decir la del priismo profundo, se está secando. Narciso ya no tendrá donde mirarse. Tal vez eso lo obligue a voltear hacia la realidad. De otra manera, lo que vendrá será volver a la carpa, en lo que se está convirtiendo la mañanera; sí, como la de Palillo, Cantinflas y Manuel Medel, que no tenían que decidir sobre el destino de su país, sólo hacer reír al respetable.