Indicador Político
Tras meses de tensión, la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania ha comenzado. A mediados de semana, el presidente Vladimir Putin ordenó a tropas rusas invadir territorio ucraniano con lo cual inició formalmente el conflicto bélico entre ambos países. Mandatarios de diversos países han condenado éste ataque en contra de la soberanía ucraniana y han impuesto sanciones a Rusia, pero éstas no parecen ser lo suficientemente efectivas como para detener las hostilidades. En La Revista Peninsular, nos unimos a las exigencias de paz que se expresan en todo el mundo pues vemos con temor que éste conflicto podría ocasionar la muerte de miles de personas.
El conflicto entre Rusia y Ucrania no es nuevo. De hecho, se podría decir que las tensiones actuales comenzaron desde el 2014 cuando los ucranianos destituyeron a su entonces presidente, Viktor Yanukovych, por sus tendencias pro-rusas. El gobierno ruso respondió a ésta destitución con la anexión de Crimea, territorio que le pertenecía a Ucrania, y el apoyo a grupos separatistas pro-rusos en distintas zonas ucranianas. La anexión de Crimea provocó enfrentamientos armados entre ambos países durante algunos días, mientras que los enfrentamientos entre el gobierno ucraniano y grupos separatistas continúan hasta la actualidad.
A finales del año pasado, las tensiones entre éstos países volvieron a aumentar luego de que el gobierno ruso comenzara a enviar tropas a su frontera con Ucrania. Además, Ucrania comenzó a ser víctima de ciberataques los cuales atribuyó a Rusia, quien rechazó las acusaciones.
El presidente Vladimir Putin constantemente negó tener la intención de invadir territorio ucraniano; sin embargo, el mandatario ruso también compartió en varias ocasiones razones para justificar por qué sería válido un ataque a Ucrania.
Probablemente, la principal razón que ha dado refiere a la presunta expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la cual es una alianza política militar que reúne a 28 países europeos, Estados Unidos y Canadá. Entre otras obligaciones, los países miembros deben procurar la defensa colectiva, lo cual significa que, si algún miembro es atacado, los demás deberán defenderlo. Vladimir Putin considera que ésta organización se está expandiendo hacia su territorio y exigió una garantía para asegurar que Ucrania nunca será miembro; la OTAN descartó negar el eventual ingreso de Ucrania, aunque tampoco ha hecho mucho para permitir su adhesión.
De igual manera, Vladimir Putin ha pretendido justificar una invasión a Ucrania alegando que el motivo de ésta sería proteger a las personas que se encuentran en territorio ucraniano y que simpatizan con el gobierno ruso pues están siendo víctimas de un presunto genocidio. No obstante, no existen pruebas de la existencia de tal genocidio.
Finalmente, el presidente ruso afirmó que no consideraba a Ucrania un Estado soberano, sino un territorio que se desprendió de Rusia tras la caída de la Unión Soviética.
La semana pasada, con las tensiones elevadas por la presencia de tropas rusas en la frontera con Ucrania, Estados Unidos dijo tener información la cual indicaba que Rusia comenzaría una invasión en cualquier momento. Si bien, el gobierno ruso negó rotundamente tener intención de invadir, los miembros de la OTAN y otros países de Occidente amenazaron con imponer severas sanciones económicas a Rusia en caso de atacar a Ucrania.
Ésta amenaza de sanciones no resultó efectiva ya que, a principios de semana, Rusia realizó sus últimos preparativos para una invasión a gran escala al reconocer como territorios independientes a Donetsk y Lugansk, dos ciudades ucranianas que habían estado controladas por separatistas pro-rusos desde hace un tiempo. Con éste reconocimiento, Putin dio a conocer que enviaría tropas a éstas ciudades para mantener la paz en ellas, no invadir.
Estados Unidos, Reino Unido y aliados europeos de Ucrania impusieron sanciones económicas a algunos bancos, empresas y poderosos personajes rusos con el objetivo de limitar la posibilidad de Rusia de financiar esfuerzos militantes. Asimismo, prometieron imponer sanciones más severas si continuaban los ataques, pero desafortunadamente ésta amenaza tampoco fue efectiva.
El jueves por la mañana en Moscú, cuando en México todavía era la noche del miércoles, Vladimir Putin compartió un mensaje en televisión en el cual anunciaba una operación militar especial en territorio ucraniano. Con éste mensaje, comenzó una guerra formal entre Rusia y Ucrania.
El presidente ruso negó categóricamente que se tratara de una ocupación y afirmó que buscaba desmilitarizar y “desnazificar” (en referencia al presunto genocidio) Ucrania. Igualmente, sentenció que respondería “inmediatamente” si algún país decidía intervenir en sus planes bélicos y, aunque no dijo cómo, muchos temen que se refiera a un ataque nuclear.
Ésta invasión fue considerada por diversas naciones como una violación a las leyes internacionales y a la soberanía de Ucrania. Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea impusieron sanciones más severas al impedir que más bancos y empresas rusas puedan hacer negocios o recibir fondos en sus países. Por otro lado, todos ellos se han rehusado a mandar tropas a Ucrania para ayudar a defenderla argumentando que éste país no forma parte de la OTAN, pero sí han enviado miles de tropas a los países que colindan con Ucrania para poder responder inmediatamente en caso de que Putin busque invadir más naciones.
Es necesario aclarar que, aunque no se han enviado tropas extranjeras para apoyar a Ucrania, algunos países como Estados Unidos y Reino Unido han enviado armas y consejeros para auxiliarlos en la defensa de su patria.
Las nuevas sanciones fueron criticadas por parecer demasiado laxas ante la falta cometida por el gobierno ruso. De hecho, varios analistas coinciden en que el objetivo de éstas sanciones no es hacer que Rusia termine con el conflicto actual, sino limitar sus capacidades para que después no le sea posible emprender campañas militares en otros países.
México no se quedó callado ante ésta crisis y, mediante el Canciller Marcelo Ebrard, condenó enfáticamente el ataque de Rusia en contra de Ucrania. El Canciller fue contundente al señalar que, debido a la historia, tradición y formación de nuestro país, tenemos que rechazar y condenar el que una potencia como Rusia invada a un país como Ucrania.
Desde que el presidente ruso anunció el inicio formal de la guerra, decenas de miles de personas han salido de Ucrania en busca de un lugar dónde puedan estar seguros; la mayoría se va hacia los países que se encuentran junto a Ucrania hacia el Occidente. Hasta ahora, se han reportado ataques cerca de las principales ciudades ucranianas, incluida la capital Kiev, y la toma de sitios estratégicos como la planta nuclear de Chernóbil.
Por su parte, el gobierno ucraniano dio el control del país a los militares mediante la implementación de la ley marcial, hizo un llamado a toda persona que pueda sostener un arma a defender al país y decretó un toque de queda en Kiev.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, ha salido a medios en varias ocasiones para pedirle a sus aliados apoyo concreto, no solo palabras. Según el mandatario ucraniano, están defendiendo su país solos, pero eso no era motivo para tener miedo. También ha dicho que él y su familia permanecen en el país a pesar de que, de acuerdo a información de su gobierno, son considerados objetivos de prioridad para Rusia pues planean destruir políticamente al país destruyendo al Jefe de Estado.
Ucrania se encuentra en una situación sumamente compleja ya que Rusia tiene un ejército más grande y cuenta con mejores armas, misiles, vehículos y naves. La mejor opción que tienen los ucranianos para defenderse son los combates dentro de las ciudades, lo cual propiciaría sangrientas batallas que dejarían miles de muertos.
El viernes, mientras las fuerzas rusas se acercaban a Kiev, el gobierno ucraniano repartió 16,000 armas y dio instrucciones de cómo hacer bombas molotov a valientes y honorables ciudadanos que decidieron quedarse en la ciudad para defenderla de la invasión.
Mientras escribo estas líneas, los reportes indican que las tropas rusas se encuentran a 50 kilómetros del centro de la capital y es imposible no sentir angustia e impotencia ante la inminente pérdida de vidas que se avecina. Espero que no sea así y la situación pueda resolverse de alguna manera antes de los enfrentamientos; pero, si no mitiga la crisis, probablemente éste día quede en la historia por la intensa batalla que habrá.
Todos nos unimos a las voces que piden paz entre Rusia y Ucrania. De continuar la guerra, la cifra de muertos se contará en miles y existirá el riesgo de que éste conflicto se convierta en uno de mayor escala debido a los aliados de ambas partes; de Rusia es aliado China y de Ucrania la OTAN, aunque no sea parte.
Nos encontramos ante momentos duros e históricos pues ésta guerra tiene el potencial de modificar profundamente el escenario internacional. Desafortunadamente, no hay espacio para asombrarnos por la trascendencia de lo que está sucediendo pues pesa más la tristeza e indignación de saber que cada día se derramará sangre de hermanos y hermanas de Ucrania y Rusia hasta que no se logre llegar a una solución pacífica