Teléfono Rojo
INCERTIDUMBRE TOTAL
Se esfumó la esperanza de un resultado pronto, claro y expedito en la elección presidencial estadounidense.
Gane quien gane queda en evidencia la polarización política y social. Resulta inevitable la tensión post electoral, pierda quien pierda. El ambiente hierve; hay amenazas, reclamos y festejos anticipados, en la Casa Blanca y en el cuartel demócrata en Delaware.
El proceso electoral ha puesto en evidencia que Estados Unidos está partido.
Hombres mayores de 45 años y más ricos, dividieron su decisión. Los pobres se fueron con Biden al igual que los más educados, los jóvenes, las minorías raciales y las mujeres.
Los votos anticipados por correo caen mayoritariamente del lado del demócrata; los sufragios presenciales, en las casillas, se inclinaron hacia el republicano.
El discurso polarizador de Trump, sus alardes, acosos a la prensa, y las mentiras, la pandemia, la crisis económica y la violencia racial alimentaron la hoguera.
Si Trump pierde demandará a la Suprema Corte el conteo voto por voto y casilla por casilla. No está dispuesto a ceder el poder, ni a asumir la grandeza de la democracia.
Mientras tanto, en México, lo recomendable es serenidad y paciencia. Nuestras relaciones con Estados Unidos están en mal momento y pintan peor. La simpatía entre los inquilinos de la Casa Blanca y Palacio Nacional no determina la relación bilateral. Gane quien gane, al presidente López Obrador le convendría más seguir atado a Trump; ambos son autoritarios, populistas y mentirosos. Biden es distinto; es un político profesional que haría prevalecer los intereses de su país por encima de la química personal.
En tanto la moneda siga en el aire, la incertidumbre es total.