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MÉRIDA, YUC., 15 de mayo del 2025.- En el marco de un esfuerzo por visibilizar la importancia de la salud ginecológica integral, el doctor Esteban Aguilar Vargas, ginecólogo, obstetra y especialista en uroginecología, destacó la necesidad de atender oportunamente los síntomas asociados a la menopausia, etapa que suele iniciar alrededor de los 48 años en las mujeres mexicanas.
“La menopausia no inicia con el cese total de la menstruación, sino desde años antes, con la aparición de síntomas que muchas veces se normalizan o pasan desapercibidos”, explicó.
Señaló que esta transición puede comenzar entre cinco y seis años antes de la última menstruación, con manifestaciones como bochornos, cefaleas, sudoración nocturna, resequedad vaginal, dolor articular, alteraciones urinarias, cambios en el estado de ánimo, entre otros.
Aguilar Vargas hizo énfasis en que estas señales, lejos de ser “achaques” propios de la edad, pueden tratarse adecuadamente para evitar complicaciones y mejorar el bienestar. En este sentido, recomendó no minimizar las molestias y acudir a valoración médica con especialistas en menopausia, ginecología o uroginecología.
Una de las opciones disponibles es la terapia de reemplazo hormonal, la cual puede incluir estrógenos y/o progesterona, dependiendo de las condiciones particulares de cada paciente, como antecedentes quirúrgicos o severidad de los síntomas.
“El objetivo no es solo tratar los síntomas visibles, sino prevenir afectaciones más profundas como la pérdida de masa ósea, las infecciones urinarias recurrentes o los riesgos cardiovasculares. Un tratamiento a tiempo puede marcar la diferencia entre una vida limitada por molestias o una etapa plena y saludable”, aseguró.
El especialista recordó que actualmente existe mayor apertura dentro del gremio médico para hablar sobre temas antes considerados tabú, como el dolor durante las relaciones sexuales o los síntomas genitourinarios, por lo que invitó a todas las mujeres a informarse, atenderse y buscar un enfoque de salud integral.
Finalmente, recomendó que a partir de los 40 años se mantenga un seguimiento médico constante, con consultas ginecológicas al menos una vez al año, y después de los 50, cada seis meses, para detectar cualquier señal de alerta de forma temprana y acceder a opciones terapéuticas eficaces.