Disminuye número de casos de dengue en Yucatán
MÉRIDA, Yuc., 11 de junio de 2022.- Después de una vida dedicada al trabajo como carpintero y constructor, y en el que él consideraba el mejor momento de su vida pues ya estaba jubilado y todos sus hijos con vidas hechas, Don Gonzalo enfrentó lo que ha sido el momento más duro para él y su familia.
“Empecé a tener ciertos malestares, mi esposa me decía que fuera al médico y me checara la próstata, pero uno por vergüenza, por ignorancia y por tonto pues no iba, a eso échele las burlas de los amigos, los comentarios tontos respecto a cómo se hace la prueba y pues nunca fui”.
Don Gonzalo comenta que al principio no era un malestar fuerte ni constante, así que solo tomaba pastillas para el dolor y podía durar algunas semanas sin sentir nada, así que él pensaba que podía ser otra cosa.
“Nunca me imaginé que podía tener cáncer, más que el diagnostico, no iba al especialista por la tontería de que me hicieran la prueba de la manera en que sabemos que se hace, así estamos de tontos los hombres, le tenemos más miedo a que nos metan un dedo que a la misma muerte”.
Incentivado por su esposa, Don Gonzalo acudió al especialista a que le hicieran los estudios pertinentes.
“Cuando me dijeron que era cáncer de próstata y lo avanzado que lo tenía, no lo pude creer, me quedé paralizado, veía al doctor hablar, pero no escuchaba nada, pensaba en mis hijos en mi mujer, en mí, en los planes que tenía, en ese momento todo se me vino abajo”
Inmediatamente inició el tratamiento, medicamentos, quimioterapia, medicina alternativa de todo intentaron.
“Mi caso era grave, porque se me juntó con otras cosas, había que atacarlo de todas las formas, he recaído no sé cuántas veces, vivo con un pie en el hoyo desde entonces, tengo días buenos, otros malos y unos en los que de plano no me muevo”.
Una parte importante de este camino ha sido su familia, tanto su esposa como sus hijos han estado siempre atentos, dispuestos a colaborar en todo.
“Yo no estaría aquí de no ser por mi esposa y mis hijos, ellos me han dado el ánimo en los momentos más necesarios, y han ayudado en todo, moviéndonos, cuidando en el hospital, con dinero, con amor, con todo”.
El futuro no es algo que le preocupe al señor Gonzalo, pues dice, para él el futuro es mañana y nada más y aunque ha logrado adaptarse a su nuevo estilo de vida y cuidados, no piensa en más allá de amanecer.
“Ahora vivo con esta sonda, cada tercer día tengo que cambiarla, no puedo comer ni tomar muchas cosas, mi vida ha cambiado por completo, pero trato de disfrutar el simple hecho de estar vivo, el futuro es corto para mí, muy corto, pero no importa, lo disfruto teniendo a mi familia y a la gente importante a mi lado” finalizó.