¿Cómo evitar que la pirotecnia afecte a personas con autismo?
MÉRIDA Yuc., 17 de abril de 2020.- “Esto representa una oportunidad de cambio, para ser mejores y para valorar familia, amigos, trabajo, colegas, todo lo que tenemos y valorar nuestra salud, ni con todo el dinero del mundo compras eso” aseguró Daniel Hoil, enfermero especialista en terapia intensiva del Hospital Regional de Alta Especialidad.
Él, como decenas de enfermeros y enfermeras en Yucatán y en todo el país está asignado al área de atención a Covid, lo que calificó como un golpe muy duro a su vida personal, pues desde que le informaron su asignación, decidió dejar su casa.
Dado que vive con su abuelita, hermana y una sobrina menor de edad –pertenecientes a los grupos de alto riesgo-, desde que inició la contingencia decidió tomar algunas cosas y mudarse de manera temporal a un departamento que se encuentra frente al Hospital para evitar algún posible contagio en su familia.
“Tuve que tomar la decisión de rentar una casa cerca, iniciar el proceso solo, imagínate lo que se siente llegar a un lugar que no es tu hogar, y donde no está tu familia; he mantenido contacto con ellas, con amigos y otras personas vía telefónica, no es lo mismo, pero si es un respiro ante todo lo que estamos viviendo.”
Sobre el trabajo, detalla que son jornadas de 6 a 7 horas dentro del área asignada para atender a pacientes diagnosticados con SARS-CoV-2, que a su vez en tres espacios: Primer contacto (consulta); Observación y Terapia Intensiva, en esta última es en donde se envía a los pacientes que ya requieren asistencia de un respirador artificial.
Al mencionar esto recuerda la experiencia que hasta ahora más lo ha marcado y es que le tocó atender a uno de los pacientes británicos que desgraciadamente falleció a causa del Covid 19.
“Fue muy duro este caso” afirma, y es que recuerda que era tan grave su estado que estuvo conectado a un respirador artificial, con sedación y analgésia, prácticamente inconsciente, dijo, nadie pudo entablar alguna conversación con él y falleció solo, sin su familia luego de que decidiera tomar un crucero para vacacionar, viaje que desgraciadamente terminó mal.
“Yo me pongo en la piel de la familia, del paciente, salió de vacaciones por algunas semanas y no esperó enfermarse, además no se despidió de nadie. Se le prestó la mejor atención, hicimos todo lo posible pero estaba muy grave, a la familia se le iba informando todo lo que pasaba con él, pero era imposible que entrarán a verlo”, explicó.
Para mejor atención de los pacientes, la jefatura de enfermería les hizo un rol, de tal manera que el personal especializado y general pueda dar atención y cuidados a cada paciente que llega.
El ingreso, reconoció consiste en un protocolo previo, durante y después de estar en dicho espacio; para ingresar –adicional a su chemise- se colocan un overol, bata de protección impermeable, botas, guantes, cubre bocas N95 y goggles protectores, estos dos últimos accesorios les deben crear un tipo de sello especial por el que no pueda salir ni ingresar aire, ya dentro del área les entregan una careta protectora.
Para garantizar que se está cumpliendo con el protocolo, continuó, “hay un equipo de compañeros y jefes con un tipo de check list” además, para revisar que cubre bocas y goggles tengan un sellado correcto hacen una prueba de inhalación y exhalación, así corroboran que no haya fugas.
“Una vez dentro, no puedes retirarte nada del equipo ni salir del área; no puedes tomar agua ni comer, no te puedes reajustar nada y si existiera algún inconveniente como que te cortes o se rompa tu equipo, en ese momento dejas el procedimiento, te sustituyen y sales a cambiarte” declaró.
Tal y como se ha visto en imágenes de otros países, Daniel confirmó que algunos médicos y enfermeras han salido lastimados por el uso constante de cubre bocas y lentes protectores, además, sumado a la careta, mientras trabajan aseguró llegan a sentir dolor de cabeza y sudoración, lo que genera ansiedad, desesperación y hasta sensación de claustrofobia.
Luego de cumplir con las horas establecidas, él y sus compañeros deben pasar al “área sucia” donde –mediante otro protocolo- se retiran el Equipo de Protección Personal, pasan a un tipo de túnel sanitizador que es su ultimo filtro para poder ir a casa.
Daniel asegura que pese a lo impactante que es estar en el área Covid, no dudaría en volver a trabajar ahí; asegura que sin el apoyo de todo el grupo de enfermeros no podría enfrentar está situación, así que también agradece a ellos por su labor.
Antes de despedirse recalca el llamado a la ciudadanía a que permanezca en sus hogares, aceptó sentir coraje cuando sale de su turno y ve personas que sin necesitarlo caminan por las calles y sin mayor protección.
“Toda la persona que tenga la posibilidad de estar en su casa que lo haga, yo daría cualquier cosa por no ver a los pacientes sufriendo, pero sobre todo por estar con mi familia.”
Recalca, me da coraje salir del hospital y ver gente en la calle sin medidas de protección, me da coraje; toda la persona que tenga la posibilidad de estar en casa debe quedarse.