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MÉRIDA, Yuc., 29 de julio de 2025.– En el marco de su décimo aniversario al frente de la Arquidiócesis de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega hizo un llamado a sacerdotes, fieles católicos, familias, instituciones educativas y autoridades de los distintos niveles de gobierno a asumir con responsabilidad y compromiso el desafío que representa la creciente presencia de drogas en las comunidades del estado.
Durante un mensaje ofrecido con motivo de su aniversario, el arzobispo subrayó la importancia de encarnar con fidelidad el ministerio encomendado.
“Un sacerdote no puede estar en una parroquia añorando la anterior. Un obispo no puede ser una diócesis añorando la anterior. Sería una infidelidad espiritual”, indicó.
Rodríguez Vega reiteró que, tras haber estado al frente de la diócesis de Nuevo Laredo, su enfoque ahora está completamente puesto en Yucatán, entidad donde, dijo, le corresponde atender a un rebaño de más de dos millones de personas. Para ello, recalcó, cuenta con la colaboración estrecha de obispos auxiliares, sacerdotes y agentes de pastoral.
En su intervención, el jerarca católico advirtió sobre un fenómeno que genera inquietud tanto al interior de la Iglesia como en diversos sectores de la sociedad: el crecimiento en la distribución de drogas, incluso en las zonas rurales y escolares.
“Nos preocupa que las peores drogas ya hayan llegado a cada rincón del estado, incluso a las comisarías. Sabemos que hay distribución en las escuelas o a la salida de ellas. Es un signo alarmante de descomposición social”, señaló.
Frente a este contexto, el arzobispo hizo un llamado: “Todos y todas tenemos que estar atentos: autoridades civiles, la Iglesia, las familias, las y los docentes. Incluso los propios niños, niñas y adolescentes pueden ser guardianes unos de otros, cuidarse y cuidar a sus amigos”. En ese sentido, recalcó que toda la comunidad tiene un papel como “apóstoles” que acompañan, protegen y previenen.
Otro desafío persistente, apuntó, es la falta de vocaciones sacerdotales. Sin embargo, consideró que el llamado es más amplio: “No sólo se trata de vocaciones, sino del compromiso de las y los jóvenes con la fe. Hay que encontrar maneras de atraerlos a Cristo”.
Aseguró que en Yucatán prevalece un ambiente más tranquilo. No obstante, advirtió que la paz no implica ausencia de problemas.
“Aquí nos concentramos en la evangelización, pero nos preocupa la violencia intrafamiliar, el alcoholismo y la inseguridad que persisten al interior de muchos hogares”.
Finalmente, monseñor Gustavo Rodríguez Vega reiteró su convicción de que el acompañamiento pastoral debe ser total, tanto en pensamiento como en acción, y que la Iglesia debe permanecer al servicio de las comunidades, especialmente en tiempos donde los retos sociales y espirituales son cada vez más complejos.