
Revisarán señalética de circulación del Va y Ven
MÉRIDA, Yuc., 29 de abril de 2025. – Habitantes del fraccionamiento Gran San José, en el municipio de Kanasín, han expresado su preocupación ante una serie de envenenamientos que, desde hace más de un mes, han cobrado la vida de al menos una decena de perros y gatos, tanto en situación de calle como con hogar. Las y los residentes aseguran que, pese a las denuncias interpuestas y el llamado reiterado a las autoridades, no se ha dado seguimiento ni se han implementado medidas para frenar estos actos de crueldad animal.
Julie Stephanie Rodríguez Novo, vecina del área, relató que los casos se concentran principalmente desde la calle 6F hasta el final del fraccionamiento.
“Todo comenzó hace aproximadamente un mes. En lo personal, me tocó ver cómo uno de los perritos que alimentábamos murió con espuma en el hocico tras haber salido por unos minutos. En apenas 15 minutos, lo encontramos sin vida”, compartió.
Asegura que esta situación ha encendido las alarmas entre la comunidad, pues algunos de los casos más graves han ocurrido incluso dentro de domicilios particulares.
“A una vecina le envenenaron dos perritos dentro de su casa. Otro caso fue el de una perrita pitbull, muy noble, que acompañaba a su dueña a diario. Murió en la calle después de haber ingerido, probablemente, alimento contaminado”, explicó Rodríguez Novo.
De acuerdo con testimonios vecinales, en una sola jornada se contabilizaron al menos ocho muertes de animales por presunto envenenamiento. Incluso se encontró un gatito sin vida, también con espuma en el hocico, mientras la policía ecológica se encontraba en la zona.Sin embargo, la respuesta institucional ha sido nula.
“Cuando llamamos a las autoridades, nos dicen que no pueden hacer nada porque ya se movió el cuerpo. Cuando vamos a denunciar, nos dicen que regresemos al día siguiente porque no pueden atendernos. Y mientras tanto, sigue ocurriendo”, señalaron.
A ello se suma que establecimientos cercanos, se han negado a proporcionar las grabaciones de seguridad que podrían esclarecer los hechos.
La comunidad ha comenzado a organizarse para proteger a los animales, alimentarlos, esterilizarlos y resguardarlos dentro de sus posibilidades. Algunas personas, como Rodríguez Novo, han adoptado hasta siete animales rescatados, lo que representa también una carga económica y emocional para las familias que desean frenar esta problemática.
Además de la crueldad hacia los animales, las y los vecinos advierten del riesgo que implica para las infancias que habitan en la zona.
“Hay niñas y niños que juegan en las calles. ¿Qué pasaría si alguno de ellos encuentra un pedazo de pan envenenado y lo come?”, cuestiona.
Hasta el momento, no hay una investigación formal abierta ni vigilancia permanente en la zona. La comunidad solicita la intervención urgente de autoridades municipales, estatales y de bienestar animal, así como la colaboración de ciudadanía organizada y asociaciones protectoras de animales para poner fin a esta situación que ha escalado peligrosamente.