Reportan a exhibicionista al poniente de Mérida
MÉRIDA, Yuc., 8 de enero de 2025.- Las enfermeras y enfermeros son elementos importantes en el sistema de salud, ya que son figuras clave para el funcionamiento efectivo de los servicios médicos que se ofrecen, motivo por el cual cada 6 de enero se les reconoce su trabajo en México.
Como parte de este reconocimiento, el Hospital Militar Regional de Especialidades (HMRM) de Mérida abrió sus puertas para que dos destacadas enfermeras cuenten de propia voz su experiencia como licenciadas en enfermería militar, los retos a los que se enfrentaron y las satisfacciones que les ha dejado su labor.
La teniente enfermera Ángeles Ortega Islas comentó que el camino inicia estudiando cuatro años en la Escuela Militar de Enfermería y una vez que se egresa, se realiza una residencia rotatoria, similar al servicio social, y una vez concluida esta etapa de un año, se les asigna a un hospital militar, como lo podría ser el de esta ciudad.
“Cuando estás en la escuela te empiezas a adaptar a un ritmo de vida muy distinto, ya que convives cinco días a la semana con las mismas personas y es ahí que te preguntas ¿qué estoy haciendo aquí? Desde ahí se da un cambio radical en tu vida, pero luego el ambiente hospitalario es de las mejores experiencias”, comentó.
En ese sentido, la teniente enfermera Diana Villalobos Ramírez mencionó que si bien muchas veces el personal de enfermería no se acuerda de muchos pacientes que han atendido porque al día tratan con muchas personas, en muchos casos su trabajo se ve remunerado con palabras de agradecimiento.
“Sueles ver a muchos pacientes al día y luego no te acuerdas quiénes son, por qué los atendiste, cómo llegaron o cómo se fueron, pero después se te acercan y te dicen ‘es que usted me atendió tal año y yo le agradezco mucho el servicio que me dio o me recuerdan que era yo quien les hacía sus curaciones”, refirió la entrevistada.
Sin embargo, hay casos que te marcan y Villalobos Ramírez recordó uno caso que recuerda con mucho cariño, ya que cuando era residente rotatoria en la sala de cardiología del Hospital Central Militar en la Ciudad de México, atendió a un paciente, pero también ayudó a sus familiares que habían llegado desde La Paz, Baja California Sur.
“No tenían un lugar dónde quedarse y desde que llegaron empecé a decirles a dónde se podían ir, dónde podían comer o en dónde estaban las áreas del hospital y antes de irse, la esposa del paciente me comentó que estaba muy agradecida conmigo y mis compañeros porque fuimos su apoyo. Esas son experiencias que te dejan marcado pese a que son cosas simples”, añadió.