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MÉRIDA, Yuc., 15 de agosto de 2025.- Quintana Roo ha dado un paso histórico en innovación ambiental al inaugurar la primera planta piloto que transforma simultáneamente sargazo y lodos de plantas de tratamiento en biogás. El proyecto, financiado con una inversión estatal de 40 millones de pesos, representa un avance sin precedentes en el aprovechamiento energético de dos de los residuos más abundantes y problemáticos de la región.
Tras 14 meses de pruebas controladas, en las que se aplicaron tecnologías de biodigestión, gasificación y calderas de biomasa, los resultados fueron contundentes: ambos residuos pueden procesarse juntos de manera eficiente, generando energía limpia y reduciendo significativamente su volumen. El hallazgo abre la puerta a una solución escalable que podría replicarse en otros puntos del país y del mundo con problemas similares.
El gobernador de Quintana Roo destacó que este logro es fruto de la visión de apostar por la economía circular como política pública, transformando un pasivo ambiental en un activo energético. “Estamos demostrando que el sargazo no tiene que ser un problema, sino un recurso”, afirmó.
La relevancia del proyecto ha despertado el interés de inversionistas internacionales. Fondos de capital privado de Países Bajos, como Dutch Clean Tech, han manifestado su intención de financiar la etapa industrial de esta tecnología. De concretarse, la inversión formaría parte de un plan de financiamiento de hasta 1,000 millones de dólares para infraestructura de valorización de residuos, lo que permitiría multiplicar la capacidad de producción y llevar el modelo a gran escala.
Además de la generación de energía, el proyecto contempla el uso de subproductos derivados del proceso, como biofertilizantes y materiales para la industria de la construcción. Estos aportes incrementan el valor agregado y refuerzan la sustentabilidad del modelo.
Expertos en medio ambiente coinciden en que el manejo conjunto de sargazo y lodos resuelve dos problemas de manera simultánea: por un lado, la acumulación masiva de algas que afecta al turismo y la biodiversidad; por otro, la disposición de lodos, que en muchos casos termina siendo costosa y contaminante.
Con este avance, Quintana Roo no solo busca resolver una problemática local, sino posicionarse como referente mundial en innovación tecnológica aplicada a la economía circular. Si la etapa industrial se desarrolla según lo previsto, el estado podría convertirse en un exportador de tecnología y conocimientos en gestión sustentable de residuos, fortaleciendo su liderazgo ambiental y contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.