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MÉRIDA, Yuc,. 1 de marzo de 2024.- Semanas atrás, Dorian Herrera, mujer trans que ejerce el trabajo sexual, fue acusada por un hombre de haberlo apedreado, cuando llegó la policía cuestionaron al hombre sobre su acusación y al ver que no era real, se lo llevaron esposado y a ella le dijeron que continuara trabajando.
Esto puede no causar sorpresa, pues es el procedimiento normal que debe ocurrir en situaciones parecidas, sin embargo, para Dorian representó la visibilidad de un sector que hasta ahora parecía no existir y por ende, no ser sujeto de derechos, pero sí de violencias, y vejaciones.
Y es que, hasta hace poco, en Mérida, las trabajadoras sexuales trans no tenían derechos ni voz, y eran esposadas y encarceladas ante la acusación de cualquier persona, sin siquiera cuestionar las versiones, ni escucharlas a ellas.
“Yo veía que cualquier persona paraba a un policía, nos señalaba y decía que le habíamos robado y ya, nos llevaban esposadas, ahí me daba cuenta que nuestros derechos no contaban, porque no nos daba la oportunidad de explicar lo que pasó, algunas veces ni conocíamos a la persona que nos acusaba, o nosotras éramos las víctimas”, explica Dorian.
Señala que es consciente de que hay trabajadoras sexuales que realizan esas prácticas, sin embargo, eso no anula el derecho de presunción de inocencia; por eso cuando la policía le dio el beneficio de defenderse, sintió que sus derechos contaban.
“Ser una persona con derechos se siente bonito, porque nunca me había sucedido, me sentí contenta, emocionada, de que por fin los derechos de las personas que hacemos el trabajo sexual y en especial de las personas trans cuentan, es visibilizarnos, porque solo lo que existe tiene derechos”.
Finalmente, dijo que esto la hizo sentir parte de la sociedad y de la comunidad, y que tiene el derecho no solo de defenderse, sino también de poder acusar a alguien que la agreda.