
Asume Mariana García Brito la dirección de Casa Otoch
MÉRIDA, Yc., 3 de marzo de 2025.- El desarrollo urbano descontrolado en la costa de Yucatán continúa generando impactos negativos tanto en el medio ambiente como en la calidad de vida de las personas. Así lo señaló el investigador del CINVESTAV Mérida, Jorge Herrera Silveira, quien advirtió sobre las consecuencias de construir sobre dunas y manglares en municipios como Sisal, Chuburná y Telchac.
El investigador explicó que la eliminación de dunas para la construcción de viviendas ha llevado a la pérdida progresiva de playas en estas zonas.
“No hay que inventarse el hilo negro ni el agua tibia. Cuando se construye sobre la duna, tarde o temprano se pierde la playa, y es justo lo que ha ocurrido en diferentes puntos de la costa”, señaló.
Destacó que a pesar de las acciones implementadas para mitigar la erosión, como la instalación de geotubos y escolleras, los resultados han sido insuficientes.
“Nada funciona porque la duna ya no está. Esto no solo afecta el paisaje costero, sino también la actividad turística y el bienestar de las comunidades locales”, anotó.
Recordó que además de la degradación ambiental, la pérdida de dunas y manglares aumenta la vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos como huracanes y la elevación del nivel del mar. Ejemplo de ello fueron los daños provocados por el huracán Milton y la inundación ocasionada por la tormenta tropical Cristóbal.
“El impacto es directo en las personas y sus bienes. Ya pasó con Milton y Cristóbal, y aún así seguimos cometiendo los mismos errores”, expresó el especialista.
De acuerdo con Herrera, Yucatán enfrenta una crisis ambiental por la degradación del manglar, con aproximadamente 30 mil hectáreas afectadas. A pesar de que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) ha denunciado la deforestación de pequeños fragmentos de este ecosistema, la problemática de fondo es mucho mayor.
“El manglar botoncillo, protegido por la Norma 059, es una de las especies más afectadas. Sin embargo, en lugar de enfocarnos en cifras pequeñas, deberíamos preocuparnos por restaurar las 30 mil hectáreas degradadas”, enfatizó.
Señaló que actualmente ante este panorama, se han implementado esfuerzos de restauración, un ejemplo es el voluntariado organizado cada dos o tres meses en Progreso por el equipo de Herrera, en colaboración con el grupo de mujeres “Las Chelemeras”.El próximo 6 de abril, se llevará a cabo una nueva jornada de restauración de manglar en Progreso, con el objetivo de concientizar a la población y fomentar su participación en la recuperación de estos ecosistemas clave para la estabilidad costera.