DJ La Catalina, yucateca que hace vibrar las pistas de Sonora

Mérida, Yuc; a 12 de junio del 2025.- A sus 26 años, Anunciata Flores López mejor conocida como DJ La Catalina es un talento emergente que fusiona la música global con el ritmo del cuerpo. Originaria de Yucatán, dejó la entidad a los 17 años para explorar nuevas ciudades y hoy, desde Hermosillo, Sonora, sigue consolidando una carrera que nació del baile y encontró en las tornamesas una nueva forma de expresión.

“Siempre fui bailarina. Desde pequeña se formó en danza clásica, pero su verdadera pasión la encontró en los estilos urbanos como el hip hop y el jazz ”, afirma. 

 A los 16 años, por una invitación inesperada a tocar en una fiesta feminista, Anunciata encontró en la mezcla de ritmos una nueva manera de habitar el escenario.

 “Fue un accidente pero uno feliz”, dice entre risas.

Desde entonces han pasado siete años y su carrera como DJ ha tomado fuerza. Su estilo, clasificado dentro del Global Club, mezcla sonidos afro, funk brasileño, reggaetón, hip hop y electrónica con vocales accesibles al oído popular.

 “La gente puede cantar, pero también bailar y descubrir una propuesta musical étnica, con raíces de muchas partes del mundo”, explica.

Además de mezclar en vivo, La Catalina también baila, generando una experiencia escénica integral. 

“Tengo todo el show estructurado. Sé cuándo puedo salir a bailar sin dejar de mezclar. Todo está cronometrado”.

La Catalina reconoce que abrirse paso como mujer DJ en México sigue siendo un reto. “Muchas veces si eres una chica linda, dicen que solo te contratan por eso. Se fijan en lo superficial antes de preguntarse si realmente sabes tocar”, comenta.

Este sábado, DJ La Catalina cierra la noche a la 1 de la mañana. Promete un set enérgico, cargado de sorpresas, ritmos bailables y remixes nuevos que harán que el público se mueva incluso con canciones que tal vez nunca ha escuchado.

 “Quiero que las y los asistentes conecten con algo fresco, divertido, digerible pero que también tenga alma”.

Para ella, mezclar y bailar no son solo actos técnicos, sino formas de identidad y resistencia, especialmente en un medio donde la presencia femenina aún exige abrirse camino.