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MÉRIDA, Yuc., 26 de octubre de 2020 .- Si bien es cierto que el hanal pixán, o “comida de las ánimas” en este año será diferente, a causa de la pandemia del Coronavirus, los deudos de los difuntos aún tienen opciones para festejar y estar cerca de los seres que ya no están en este mundo.
El Hanal Pixan es la celebración en la que se ofrenda comida y bebida a las ánimas de los fieles difuntos en Yucatán, se lleva a cabo del 31 de octubre al 2 de noviembre, para recordar de una manera especial a los amigos y parientes que se adelantaron en el viaje eterno.
Esta fiesta, es celebrada por los yucatecos de todas las posiciones socioeconómicas, preferencias políticas, niveles educativos y credos. En el medio rural es una tradición viviente, ya que los altares invaden y aromatizan con su olor los pasillos de cada casa.
Al comenzar el otoño, en los días dedicados a celebrar a los difuntos, los yucatecos hermanan esta ceremonia colectiva y, como cada año, se realiza el ritual de la muerte en un ambiente cálido en el que la generosidad, el trabajo en común y la religiosidad popular se unen para reafirmar nuestras raíces, sin embargo, este año la celebración será atípica.
Turismo Yucatán invita a celebrar “Hanal Pixán”
La cuenta oficial de Turismo Yucatán anunció que, este año se celebrará a las almas, desde los hogares, esto con la finalidad de evitar acudir a lugares concurridos, ya que aún está latente la pandemia del Covid 19.
Los eventos oficiales del “Hanal Pixán” podrán seguirse mediante algunas transmisiones en las redes sociales. Además, bajo las buenas prácticas sanitarias,existen varias experiencias turísticas que se pueden visitar de acuerdo a la tabla de aperturas para la reactivación económica de Yucatán.
En ese sentido, para todos los amantes de esta celebración, el próximo jueves 29 de octubre, Turismo Yucatán acudirá a Izamal para mostrar hasta los hogares el proceso de elaboración del tradicional “Pib”.
Pibes
El pib es un guiso preparado a partir de masa de maíz nixtamalizado, grasa (manteca) de cerdo, pollo y diversos condimentos, formando una especie de tamal grande, envuelto en hojas de plátano y cocido lentamente bajo la tierra a la usanza maya.
Excavan un agujero de forma rectangular de aproximadamente un metro y medio de largo por un metro de ancho, y medio de profundidad. Éste también puede ser circular, y de menores dimensiones, dependiendo de la cantidad de alimentos por enterrar, pues además de los pibes algunas familias también entierran el relleno negro y la cochinita pibil.
Primero se apila la leña seca y luego la verde, cuatro o cinco tercios en total. Después se colocan encima piedras planas, conocidas como siintun y se prende fuego a la leña. Cuando comienzan a calentarse, se queman algunas hojas de henequén cuyas fibras, en tiras, amarran las envolturas de hoja de plátano de los pibes.
Toda vez que se consume la leña y las piedras se encuentran al rojo vivo, el homo está listo. Sacan con palas las si’intunes y esparcen el carbón de manera homogénea por el fondo del agujero. Sobre este se depositan los alimentos que serán cubiertos con las piedras ardientes. Luego, el agujero se cubre totalmente con hojas de ja’abin (Piscidia Piscipula), después se tapa con costales de yute o láminas de zinc, y por último se cubre todo el horno con tierra.
El tiempo de cocimiento es de una hora y media a dos. Una advertencia que es creencia generalizada, habla de que, quien tiene las manos frías, llamado en maya síisk’a’, no debe intervenir en la elaboración y en el entierro de los pibes, pues éstos no se cocerán.